martes, 9 de julio de 2013

Sudando la gota gorda en Premià

Tras participar en ocho carreras en el último mes y medio, llegaba a la última estación en Premià con las fuerzas bastante justas sobretodo después de estrenarme en la disciplina de trails que, aunque me ha encantado, requiere de más entrenamiento para poder afrontarlas con mejores resultados. Sin embargo, habíamos aprovechado el día para comer en casa de mis tios y acumular fuerzas para la carrera con una magnífica paella casera.
 
Después de un bañito con Óscar en la piscina y algo de descanso al sol, me acerqué al polideportivo de Premià a recoger el dorsal y ver la zona donde todo comenzaría sobre las 19:30. Me equipé adecuadamente e hice algunos estiramientos mientras se realizaba la prueba infantil.
 
El comienzo de la prueba era doblemente rápido, primero por la adrenalina habitual de la salida y después por la pendiente favorable de los tres primeros kms. Ambas cosas unidas también a las ganas de hacer un buen 10K para acabar la temporada, me hicieron flipar cuando vi que para el hito del 3K en 12 minutos clavados, a una media de 4min el km! Bestial, sin duda los más rápidos que había hecho nunca en una carrera de calquier distancia... pero este alarde de energía descontrolada iba a pasarme factura en breve.
 
Al finalizar el tramo de descenso bordeando los invernaderos típicos del Maresme, el trazado se dirigió hacia el puerto. El calor y la humedad de un típico día de verano hacían que la sensación de bochorno fuese asfixiante y al cruzar el 4K ya chorreaba sudor a diestro y siniestro como las fuentes de Montjuïc. El ritmo había bajado sensible, pero todavía cruzaba la mitad de la prueba en un fantástico 21'20"... sin embargo, no había esperanzas de conseguir un buen crono ya que tocaba subir lo bajado y mis piernas tenían el indicador de temperatura en zona de peligro.
 
Abandonamos el paseo marítimo donde los bañistas se entretenían viéndonos pasar y yo me entretenía viendo también a algunas bañistas, y tomamos el camino de retorno hacia el polideportivo de Premià, y como ya sabía, la carretera tomó una cara más hostil. El 6K y 7K tardaron en llegar y el crono cayó en picado con parciales sobre los 5min/km. En ese momento llegamos al centro de la ciudad donde a pesar del cansancio la multitud de gente animando a los corredores me dió un plus de energía que necesitaba. Allí pude saludar a mi prima, a mi tia y a Ester y Óscar que me animaban a seguir adelante.
 
Quedaban 2k y pico, sabía que llegaría a meta pero también era consciente que el tiempo desde ese momento era un enemigo despiadado en la forma que me encontraba. Tras un pequeño respiro en un corto tramo de bajada hacia el casco antiguo de Premià, tocaban 2kms de subida continua hasta meta, donde tuve que echar todas las reservas que tenía (y las que no) para no evaporarme en el extremo calor de una tarde de verano despiadada.
 
Totalmente empapado y algo decepcionado por los catastróficos kms finales, crucé meta en un discreto 46'20". Pero la decepción duró poco en mi mente porqué tras recoger la bolsa del corredor y salir del pabellón de Premià, allí estaban esperándome Ester, Óscar y mi tia para felicitarme por la carrera, que más se puede pedir :).
 
Después de un año muy intenso y satisfactorio, logrando el gran sueño de la Maratón, ahora toca disfrutar de correr en plan tranquilo por la Serralada de Marina y los senderos que pueda hacer en mis vacaciones, solo participando la semana que viene en la caminada nocturna de Santa Coloma... para septiembre ya volveremos a la carga.